El agro peruano enfrenta uno de sus mayores desafíos: 344 obras agrarias paralizadas que comprometen una inversión de S/ 8,000 millones, según la Contraloría General de la República. Proyectos que debieron garantizar agua para cultivos y mejorar la productividad hoy se encuentran abandonados, en arbitraje o inconclusos, mientras miles de agricultores esperan una solución.
La situación refleja un problema estructural de gestión, planificación y ejecución de obras públicas, que golpea directamente la seguridad alimentaria y el desarrollo rural del país.
344 proyectos agrarios paralizados en Perú
De acuerdo con el informe publicado en marzo de 2025, más de 340 obras vinculadas al sector agrícola se encuentran detenidas en diferentes regiones del Perú. Estas incluyen:
- Reservorios sin concluir.
- Canales de riego abandonados.
- Sistemas de agua comunitaria sin operar.
El resultado es desolador: miles de hectáreas improductivas y familias rurales que siguen sin acceso al recurso hídrico indispensable para sembrar y cosechar.
Principales causas de la paralización
Falta de capacidades técnicas municipales
Más del 50% de las obras fue gestionada directamente por municipios que no contaban con la capacidad técnica ni los profesionales especializados para ejecutarlas. Esto provocó obras mal diseñadas, retrasos y abandono.
Contratos con empresas y arbitrajes prolongados
En proyectos emblemáticos como Majes Siguas II y Chavimochic III, las controversias contractuales derivaron en arbitrajes que se extendieron durante años. Aunque ya se habían entregado adelantos millonarios, las obras quedaron detenidas.
Burocracia y trabas en inversión pública
El sistema Invierte.pe, que regula la ejecución de proyectos, se ha vuelto excesivamente burocrático, lo que dificulta destrabar proyectos ya iniciados y encarece los costos finales.
Casos emblemáticos: Majes Siguas II y Chavimochic III
Los megaproyectos de irrigación Majes Siguas II (Arequipa) y Chavimochic III (La Libertad) son ejemplos claros de cómo la falta de coordinación entre gobierno, concesionarios y sistema judicial paraliza obras de gran envergadura.
Ambos proyectos, valorizados en más de S/ 100 millones cada uno, podrían transformar la agricultura del sur y norte del país, pero llevan años en espera de resoluciones legales y políticas.
Consecuencias sociales y económicas
Las obras paralizadas generan un doble impacto negativo:
- Pérdida económica: el dinero ya invertido no produce beneficios, y cada año de retraso incrementa los costos de reactivación.
- Impacto social: las familias campesinas siguen expuestas a la falta de agua, lo que limita su producción, ingresos y calidad de vida.
El agro peruano pierde competitividad y se vuelve más vulnerable ante fenómenos climáticos y el encarecimiento de alimentos.
Comparación internacional y lecciones aprendidas
Mientras en países como China infraestructuras de riego similares se ejecutan en apenas dos o tres años, en el Perú permanecen detenidas por décadas. La diferencia radica en la planificación centralizada, estandarización de procesos y supervisión técnica continua que garantizan la culminación de obras.